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Junio de 2024  Número 188

Principio 4. Compartir este camino, vivir la fraternidad

Las relaciones entre personas tienen sus historias, sus evoluciones, sus altibajos. Requiere sabiduría para ir discerniendo el momento y la calidad de cada relación y de las personas implicadas en ellas.

Tema de reflexión

Discernir en las relaciones

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

“Hay que tomarse la vida en serio” es una frase bastante oída. Y ciertamente así ha de ser. Sólo se vive una vez y, por tanto, hay que querer jugar bien la partida. No podemos perder el tiempo de nuestra existencia en vaciedades y en superficialidades. Pero también es verdad que, para poder vivir con seriedad la única vida que se nos ha dado, tenemos que aprender a relativizar muchas cosas que, de primeras, nos parecen muy importantes y que en el devenir de la vida vemos que no lo son tanto. Cuando nos vemos entrampados por tantas necedades podemos desesperar o podemos tomarlo con deportividad y, sobre todo, con un sabio humor que nos ayude a encajar esas cosas que nos harían sonrojarnos: sueños megalómanos, ansias de perfección, envidias, vanidades, nuestras pequeñas mentiras para con nosotros mismos, nuestras necesidades inconfesadas… Es ese punto de humor que nos hace reírnos de nosotros mismos.

Cada fraternidad, cada familia, cada relación entre hermanos y hermanas tiene un camino que recorrer desde un comienzo hasta lo que la vida y las personas puedan y quieran dar. En este camino irán mostrándose todo lo que cada miembro de la fraternidad es, lleva en su historia personal, sus ideales y aspiraciones, su modo de ser etc. También irán cambiando los modos de relacionarse entre ellos.

En este recorrido de las relaciones fraternas habrá que atender a los diversos ingredientes que se van poniendo por parte de cada hermano, hermana. Los habrá enriquecedores como la generosidad, la confianza, la gratuidad, el cariño… También habrá componentes que entorpecen o torpedean la relación como la sola queja, la apropiación, la ingratitud… Por ello, es necesario un discernimiento de cómo van las relaciones y de sus componentes.

También se discernirán el lugar que van ocupando dentro del grupo, en el entramado de las relaciones las personas implicadas: el servicio que hacen, la autoridad que ejercen, los diversos roles que cumplen… Seguramente no siempre será igual a lo largo del tiempo. Por ello caer en la cuenta de todo ello y hablarlo ayuda a la vida fraterna.

En ese discernimiento de las relaciones, también está el discernimiento del momento de las personas implicadas. De modo que en ellas también se perciba la evolución hacia una mayor madurez personal. Así, se verá si se va aprendiendo a pasar por ejemplo del solo cuidado de la autoimagen a una mayor libertad interior, del autodominio como mero autocontrol a la autoentrega, de la vanidad a la generosidad más allá de la propia imagen, del miedo a la confianza en los demás…

Yendo más allá, también nos tocará en la fraternidad, en la pareja, en la familia, ir discerniendo lo que Dios está queriendo de nosotros. Porque Dios también está implicado en ello y somos instrumentos de su presencia en el mundo.

Texto evangélico: Jn 6,64-71

Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que creían y quién lo iba a entregar. Y añadió: “Por eso os dije que nadie puede aceptarme, si el Padre no se lo concede”. Desde entonces, muchos de sus discípulos se retiraron y ya no iban con él. Jesús preguntó a los doce: “¿También vosotros queréis marcharos?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras dan vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Jesús replicó: “¿No os elegí yo a los doce? Y, sin embargo, uno de vosotros es un diablo”. Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote. Porque Judas, precisamente uno de los doce, lo iba a entregar.

Espiritualidad franciscana

En Pentecostés, todos los hermanos se reunían para el capítulo en torno a la capilla de Santa María de la Porciúncula. En este capítulo trataban sobre la manera de mejor observar la Regla. Además, para cada comarca destinaban hermanos que predicaran al pueblo y señalaban quienes distribuyeran los hermanos en su provincia.

San Francisco exhortaba, reprendía y mandaba según le parecía conveniente después de consultarlo con el Señor. Y cuanto les enseñaba con sus palabras, ponía todo cuidado y cariño en demostrárselo primero con sus obras. Tan lleno estaba de la gracia y sabiduría del Salvador, que amonestaba con devoción, corregía con cordura y mandaba con afabilidad.

Aquellos que acudían al capítulo afligidos por alguna tentación o por cualquier otra tribulación, al oír al bienaventurado Francisco hablar con tanto fervor y suavidad y al verlo en persona, se sentían librados de sus angustias. Es que sabía hablarles compasivamente; no como juez, sino como padre a sus hijos, como médico al enfermo. Así se cumplía en él la palabra del Apóstol: ¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién sufre turbación sin que se me queme la sangre? (AP 37-39).

Oración

Señor: enséñame a ver detrás de cada palabra, de cada hermano, alguien
que se esconde, que posee la misma profundidad o mayor que la mía,
con sus sufrimientos y sus alegrías, alguien que tiene vergüenza,
a veces, de mostrarse tal cual es:
que no le gusta mostrarse ante los demás  por timidez o porque...quizá lo que mostró una vez fue lo mismo que nada.

Señor: hazme descubrir detrás de cada rostro en el fondo de cada mirada,
un hermano, semejante a Ti y, al mismo tiempo,
completamente distinto de todos los otros.
Ayúdame, Señor, a ver a todos como Tú los ves,
a valorarlos no sólo por su inteligencia,
su fortuna o sus talentos, sino por la capacidad de amor
y entrega que hay en ellos.

¡Que en el “otro” te vea a Ti, Señor!
Señor, que te vea detrás de cada rostro

Epílogo de la Carta

Recordemos que las pruebas no definen a nuestra familia, sino cómo las enfrentamos y superamos juntos. Con amor y unidad, no hay barrera insuperable. (Beatriz Martínez, maestra y periodista)

Evangelio diario del mes de junio de 2024

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1. Mc 11,27-33 / 2. Mc 14,12-16.22-26 / 3. Mc 12,1-12 / 4. Mc 12,13-17 / 5. Mc 12,18-276 / 6. Mc 12,28b-34 / 7. Jn 19,31-37 / 8. Lc 2,41-51 / 9. Mc 3,20-35 / 10. Mt 5,1-12 / 11. Mt 5,13-16 / 12. Mt 5,17-1 / 13 Mt 5,20-26 / 14. Mt 5,27-32 / 15. Mt 5,33-37 / 16. Mc 4,26-34 / 17. Mt 5,38-42 / 18. Mt 5,43-48 / 19. Mt 6,1-6.16-18 / 20. Mt 6,7-15 / 21. Mt 6,19-23 / 22. Mt 6,24-34 / 23. Mc 4,35-40 / 24. Lc 1,57-66.80 / 25. Mt 7,6.12-14 / 26. Mt 7,15-20 / 27. Mt 7,21-29 / 28. Mt 8,1-4 / 29. Mt 16,13-19 / 30. Mc 5,21-43

La Oración del mes de junio será el día 27