Sugerencias

 


Notas:

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Noviembre de 2023  Número 181

Principio 1. Buscar cada día la relación personalizada con Dios

Vivimos distintas dimensiones y territorios en nuestra vida. Muchos de ellos los sentimos como inconexos o no muy relacionados entre ellos. Y Dios en el suyo. ¿Y si Dios tiene que ver con todos ellos?

Tema de reflexión

Vivir con Dios todo

A menudo nos sucede que tomamos un tiempo para la oración, nos presentarnos ante Dios con nuestros gozos y sufrimientos, ponemos en su presencia los acontecimientos de nuestra vida y del mundo, etc. Pero quizá haya cosas, tanto externas como internas de nuestra persona, que no podemos ponerlas ante El. Puede haber muchas razones para ello. A veces disociamos las cosas de Dios y las que corresponden a mi responsabilidad; en otros casos vivimos cosas que creemos que Dios no los puede aceptar; también hay terrenos que son tan míos que evito que Dios entre en ellos; quizá también haya tenido alguna experiencia que me hace temer la lejanía de Dios… En definitiva, no puedo vivir todo con Dios. Sin embargo, la experiencia de los testigos de Dios, a través de la Biblia por ejemplo, nos dice que nada es ajeno a Dios; nada.

No es cuestión de cambiar la manera de pensar sobre Dios, sino la manera de relacionarme con Él. No es pasar de concebir a Dios como alguien ante quien tengo que mostrar todo, sino de relacionarme con Él de modo que pueda vivir todo con Él; incluso aquello que, por lo que sea, pueda que tenga dificultades para vivirlo con Él. Este cambio en la relación con Dios, hace que sea mi persona toda quien vaya cambiando.

No es cuestión de mera voluntad, sino de ponerme en su presencia y dejar que él actúe. Ciertamente, tendré que poner de mi parte. Por ejemplo, captando primeramente aquellas realidades en mí que no puedo entregarle, aquello que se resiste a ser iluminado por su presencia. Ser capaz de tomar estas realidades mías en mis manos es un gran paso. Quizá luego tenga simplemente que estar ante él; y, poco a poco, ponerlo en su presencia, como tímidamente.

Y, al tiempo, constatar que, ciertamente, todo se vive con Dios, absolutamente todo.

Texto bíblico: Dt 6,4-9.18

Escucha, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Guarda en tu corazón estas palabras que hoy te digo. Incúlcaselas a tus hijos y háblales de ellas estando en casa o yendo de viaje, acostado o levantado; átalas a tu mano como signo, ponlas en tu frente como señal; escríbelas en las jambas de tu casa y en tus puertas... Haz lo que es justo y bueno a los ojos del Señor, para que seas dichoso y entres a tomar posesión de la tierra buena que el Señor prometió a tus antepasados.

Espiritualidad franciscana

Nada, pues, impida, nada separe, nada se interponga; nosotros todos, en todas partes, en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, todos los días y continuamente, creamos verdadera y humildemente, y tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y sobresaltemos, engrandezcamos y demos gracias al altísimo y sumo Dios eterno, Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador  de todas las cosas y salvador de todos los que en él creen y esperan y lo aman; que, sin principio y sin fin, es inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable, bendito, loable, glorioso, sobreexaltado, sublime, excelso, suave, amable, deleitable y sobre todas las cosas todo deseable por los siglos. Amen (1R 23,10-11).

Oración

Señor de la existencia,
tu mano encuentra, como el sembrador,
el punto justo en que prender el hilo de la vida,
el tiempo en que fundir la llama en barro,
la medida cabal que corresponde al vuelo.
En Ti está el soplo de nuestros nacimientos,
y el mapa frágil de nuestros horizontes.
Tú tienes, Señor, la llave de cada mirada que brota,
la cuenta atrás de todos los proyectos y esperanzas;
eres la puerta que dispone las entradas y salidas,
el marco en que se encierran,
las luces y las sombras que componen nuestra vida.
Eres, Señor, quien abre el surco y lanza la semilla,
quien amasa la crecida vital de cada ser.
Tú conoces la causa de la noche y del desierto,
por qué el hombre se pierde en laberintos sin sentido,
se ciega al caminar en pleno día,
muere de sed a la anunciada orilla del venero.
Te desconoce a Ti, Dios manantial y origen,
te arroja lejos de su vida.
Danos, Señor, la luz precisa,
el fuerte impulso de tu mano amiga.
Danos, Señor, saber reconocerte.

Epílogo de la Carta

Coloca a Dios en todo y Él té guiará. Recuerda: lo poco con Él es mucho: lo mucho sin Él no es nada. Porque tener a Dios es todo.

Evangelio diario del mes de noviembre de 2023

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1 Mt 5, 1-12 / 2 Jn 14,1-6 / 3 Lc 14, 1-6 / 4 Lc 14, 1.7-11 / 5 Mt 23, 1-12 / 6 Lc 14, 12-14 / 7 Lc 14, 15-24 / 8 Lc 14, 25-33 / 9 Jn 2, 13-22 / 10 Lc 16, 1-8 / 11 Lc 16,9-15 / 12 Mt 25, 1-13 / 13 Lc 17, 1-6 / 14 Lc 17, 7-10 / 15 Lc 17, 11-19 / 16 Lc 17, 20-25 / 17 Lc 17,26-37 / 18 Lc 18, 1-8 / 19 Mt 25, 14-30 / 20 Lc 18, 35-43 / 21 Lc 19, 1-10 / 22 Lc 19, 11-28 / 23 Lc 19, 41-44 / 24 Lc 19, 45-48 / 25 Lc 20, 27-40 / 26 Mt 25, 31-46 / 27 Lc 21, 1-4 / 28 Lc 21, 5-11 / 29 Lc 21, 12-19 / 30 Mt 4, 18-22

La oración del mes de noviembre será el día 30