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Abril de 2021  Número 150

Principio 2. Vida cotidiana: Hacia dentro, humildad

Siempre somos capaces de sorprendernos con nosotros mismos. Somos más de lo que nos conocemos. Siempre hay más por descubrir, humildemente.

Tema de reflexión

Resistencias

Cuántas veces nos habremos propuesto dar pasos para avanzar en la vida y descubrimos en nosotros resistencias al cambio. Estos propósitos de novedad pueden ser en cualquiera de los ámbitos de la existencia: desde una vida más saludable hasta la conversión a Dios, pasando por actos de solidaridad, de acogida al diferente, de asumir mis limitaciones, cambio de hábitos de trabajo, etc.

Ante la constatación de que nos estamos volviendo comodones y perezosos en la vida, en las relaciones, en la fe, decidimos poner remedios para desinstalarnos y cambiar. Ponemos la mejor voluntad e invertimos tiempo y esfuerzo. Sin embargo, al tiempo, descubrimos que hay algo más adentro en nosotros que tira hacia las dinámicas anteriores a la decisión del cambio. No queremos rendirnos a la flojera, pero la tendencia a dejarlo todo como estaba es mayor que lo previsto. Decimos: “Ha sido un acto de puro voluntarismo”, “ya no estamos para grandes cosas”, “¿quién me habrá metido en esto?”... En el fondo, descubrimos que tenemos mayores resistencias que las esperadas y que éstas amenazan con frustrar cualquier avance.

A pesar de todo ello, es posible y deseable que demos los pasos pensados y nos descubramos cambiando nuestra vida. Esto nos señala que no estamos determinados por la pereza y la rendición. Ciertamente tenemos resistencias muy escondidas en lo más interior, que casi son parte de nosotros mismos; como si estuvieran más adentro que nuestra mejor voluntad. Y sin embargo, también percibimos que somos más que esas resistencias que nos condicionan, pero no nos determinan del todo.

Las mayores resistencias asoman en los terrenos de la relación de confianza en Dios. ¡Cuántas razones evidentes y prudentes para no dejar que sea Él el motor de mi vida! Nos justificamos: “No somos héroes”, “no soy un santo”, “esto es para otros”, “¿no será esto puro orgullo?”…. El mayor acto de humildad será exponerse a su voluntad. Quizá sólo cuando nuestras fuerzas mermen estaremos maduros para la humildad ante su presencia, sin mayores resistencias.

Texto evangélico: Mt 19,16-22

En cierta ocasión se le acercó uno y le preguntó: “Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para obtener la vida eterna?”. Jesús le contestó: “¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es bueno. Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Él le preguntó: “¿Cuáles?”. Jesús contestó: “No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo”. El joven le dijo: “Todo eso ya lo he cumplido ¿Qué me falta aún?”. Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes y dáselo a los pobres; así tendrás un tesoro en los cielos. Luego ven y sígueme”. Al oír esto, el joven se fue muy triste porque poseía muchos bienes.

Espiritualidad franciscana

El hecho sucedió en la Marca de Ancona. Después de una predicación del Santo, se presentó a él uno que pidió con humildad el ingreso en la Orden. El Santo le dijo: «Si quieres asociarte a los pobres de Dios, distribuye antes tus bienes entre los pobres del mundo».

Oído esto, se fue el hombre; pero, guiado por el amor de la carne, distribuyó sus bienes entre los suyos, sin entregar nada a los pobres. Cuando volvió y contó al Santo su espléndida largueza, le dijo éste con un deje de burla: «Sigue por tu camino, hermano mosca, pues no has salido todavía de tu casa y de tu parentela. Has dado tus bienes a los parientes y has defraudado a los pobres… Has comenzado por la carne, has puesto al edificio espiritual un cimiento ruinoso». Vuelve el hombre carnal a los suyos y reclama sus bienes… y abandona sus propósitos de virtud.

Semejante modo de proceder engaña a muchos: pretenden una vida santa, y la inician sirviendo a la carne. Y no es así; que ninguno se consagra a Dios con el intento de hacer ricos a los suyos, sino para lograr la vida con el fruto de buenas obras, redimiendo los pecados a precio de misericordia (2Cel 81).

Oración

Dios Padre Bueno, guíame,
acompáñame en mi caminar,
hacia la felicidad plena contigo.
No dejes, Señor,
que me detenga
en el camino emprendido.
Enséñame a seguir esperando
aunque no vea resultados;
a seguir trabajando
con paciencia
a pesar de los fracasos.

En el camino de la conversión
he de ir desprendiéndome
de todo lo que me pesa
y me hace fatigoso el caminar.
Pero creo, Señor,
que Tú conoces mis anhelos
y no dejarás
mi vida infecunda.
Creo y espero porque amo
y necesito ser amado.
Y yo sé, Señor,
que Tú me amas.
Amén

(Hermanas Clarisas de Huesca)

Epílogo de la Carta

“La flaqueza que se da en la humildad es la mayor fortaleza” (Agustín de Hipona).

Evangelio diario del mes de abril de 2021

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes de abril:

1 Jn 13,1-15 / 2. Jn 18,1-19,42 / 3 Mt 28,1-10 / 4 Jn 20,1-9 / 5 Mt 28,8-15 / 6 Jn 20,11-18 / 7 Lc 24,13-35 / 8 Lc 24,35-48 / 9 Jn 21,1-14 / 10 Mc 16,9-15 / 11 Jn 20,19-31 / 12. Jn 3,1-8 / 13 Jn 3,5.7-15 / 14 Jn 3,16-21 / 15 Jn 3,31-36 / 16 Jn 6,1-15 / 17 Jn 6,16-21 / 18 Lc 24,35-48 / 19 Jn 6,22-29 / 20 Jn 6,30-35 / 21 Jn 6,35-40 / 22 Jn 6,44-51 / 23 Jn 6,52-59 / 24 Jn 6,60-69 / 25 Jn 10,11-18 / 26 Mt 5,13-16 / 27 Jn 10,22-30 / 28 Jn 12,44-50 / 29 Mt 11,25-30 / 30 Jn 14,1-6 /

La oración en común de este mes de marzo será el día 29 a las 19:30