Queremos compartir

  • una convicción
    —el ser humano necesita recuperar su dimensión espiritual—

  • y una intuición
    —la espiritualidad franciscana, en cuanto intuición de lo esencial del Evangelio, puede tener algo que decir en este tiempo de desorientación.

Te invitamos a participar en el encuentro mensual de oración de la Red Asís que tendrá lugar los últimos jueves de cada mes a las 19,30h.

Lugares en los que se celebra la oración mensual

 

Carta de este mes: Carta nº 180

Octubre de 2023  Número 180

Principio 4.Compartir este camino, vivir la fraternidad

La vida en comunidad supone un elevado grado de gratuidad. Es decir, una entrega a los demás sin exigir un pago por dicha entrega.

Tema de reflexión

Gratuidad

La fraternidad es mucho más que una mera convivencia pactada donde cada uno pone de sí y recibe de los demás. Ciertamente, tiene que haber una cierta corresponsabilidad en la marcha de la vida en comunidad. Una familia, una pareja, una fraternidad donde unos ponen todo y otros solo reciben sin aportar en absoluto no tiene mucho futuro. Es necesario conocer los límites y las condiciones de la convivencia. Pero tampoco tiene futuro una vida en común si siempre estamos mirando a la correspondencia exacta a lo que cada cual pone de su parte. Las relaciones pierden frescura si todo queda marcado por la contrapartida a lo que cada cual pone de su parte. La convivencia funcionará, pero no genera vida comunitaria.

La fraternidad necesita vivir en gratuidad. Es esa actitud de no querer medir, de no llevar cuentas; es aceptar que somos diferentes y que siempre no podemos aportar en la misma medida. Gratuidad es aprender a respetar que todos tenemos diversos modos de sumar, de entregarse, de darse. La gratuidad también sabe de tiempos, de los diversos ritmos, caracteres, habilidades y límites de los integrantes de la comunidad. No siempre se puede dar en la misma cantidad y de la misma manera. Gratuidad no es que no espere respuesta, sino que no exijo respuesta como condición para amar.

Dios sabe absolutamente de gratuidad. Solo hace falta darse cuenta de lo que nos da sin esperar recibir de nosotros en la misma proporción. No podríamos corresponderle en absoluto, pero nos sigue amando gratuitamente. Y esa desproporción es absoluta. Ojalá que alguna vez se nos dé la gracia de caer en la cuenta de este misterio de Dios. Nos cambiará la vida. Esta luz nos ayuda a vivir en la fraternidad con gratuidad.

Texto evangélico: Mt 5, 43-48

 Habéis oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. De este modo seréis dignos hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa merecéis? ¿no hacen también eso los publicanos? Y si saludáis solo a vuestros hermanos ¿qué hacéis de más? ¿no hacen lo mismo los paganos? Vosotros sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

Espiritualidad franciscana

Cuando se vio que los hermanos se alegraban en sus tribulaciones; que se dedicaban diligente y devotamente a la oración; que no recibían dinero ni lo llevaban; que se querían mutuamente con inmenso amor -señal por la que se daban a conocer como verdaderos discípulos del Señor-, muchos venían a ellos cordialmente compungidos por las ofensas que les habían inferido y les pedían perdón. Ellos los perdonaban de corazón, diciéndoles: «El Señor os perdone».

Todos eran solícitos en hacer oración todos los días y en ocuparse en trabajos manuales para evitar en absoluto la ociosidad, que es enemiga del alma. Se amaban con íntimo y mutuo amor, se servían unos a otros y se atendían en todo, como una madre lo hace con su único hijo queridísimo. Era su caridad tan ardorosa, que les parecía cosa fácil entregar su cuerpo a la muerte, no sólo por amor de Cristo, sino también por el bien del alma o del cuerpo de sus hermanos.

Fundados y arraigados en la humildad y caridad, cada uno reverenciaba al otro como si fuera padre y señor; y aquellos que, por su oficio o una cualidad, tenían alguna preeminencia sobre los demás, parecían de situación más humilde y baja (TC 41-42).

Oración

Ojalá, Señor, te llegue mi voz.
Aquí estoy. En silencio.
Sin grandes palabras que decir.
Sin grandes obras que ofrecer.
Sin grandes gestos que hacer.
Solo aquí. Solo, en soledad.
Recibiré aquello que quieras darme: luz o sombra.
Canto o silencio. Esperanza o frío. Suerte o adversidad.
Alegría o zozobra. Calma o tormenta.
Y lo recibiré sereno, con un corazón sosegado,
porque sé que tú, mi Dios, también eres un Dios pobre.
Un Dios a veces solo.
Un Dios que no exige, sino que invita.
Que no fuerza, sino que espera.
Que no obliga, sino que ama.
Y lo mismo haré en mi mundo, con mis gentes,
con mi vida: aceptar lo que venga como un regalo.
Eliminar de mi diccionario la exigencia.
Subrayar el verbo “dar”.
Preguntar a menudo: “¿Qué necesitas?” “¿Qué puedo hacer por ti?”,
 y decir pocas veces “quiero” o “dame”.
Y así sigo, Dios: Aquí, sin más, en soledad.
En silencio.
Contigo, mi Dios pobre.

Epílogo de la Carta

La gratuidad en las relaciones humanas tiene un valor incalculable.

Evangelio diario del mes de octubre de 2023

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1 Mt 21, 28-32 / 2 Mt 18, 1-5.10 / 3 Lc 9, 51-56 / 4 Mt 11,25-30 / 5 Mt 7, 7-11 / 6 Lc 10, 13-16 / 7 Lc 10, 17-24 / 8 Mt 21, 33-43 / 9 Lc 10, 25-37 / 10 Lc 10, 38-42 / 11 Lc 11, 1-4 / 12 Lc 11, 27-28 / 13 Lc 11,15-26 / 14 Lc 11,27-28 / 15 Mt 22,1-14 / 16 Lc 11, 29-32 / 17 Lc 11,37-41 / 18 Lc 10, 1-9 / 19 Lc 11, 47-54 / 20 Lc 12,1-7 / 21 Lc 12, 8-12 / 22 Mt 22,15-21 / 23 Lc 12, 13-21 / 24 Lc 12, 35-38 / 25 Lc 12,39-48 / 26 Lc 12,49-53 / 27 Lc 12,54-59 / 28 Lc 6,12-19 / 22 Lc 13,1-9 / 29 Mt 22,34-40 / 30 Lc 13, 10-17 / 31 Lc 13, 18-21

La oración del mes de octubre será el día 26

 Pulsa aquí para recibir la Carta de Asís por e-mail ( ).


Repositorio de cartas

Evangelio del día

Mateo 11,25-30

Mateo:Introducción12345678910111213141516171819202122232425262728

Sólo el Hijo sabe quién es el Padre
(Lc 10.21-22)
25 Por aquel tiempo, Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que ocultaste a los sabios y entendidos.o26 Sí, Padre, porque así lo has querido."
27 “Mi Padre me ha entregado todas las cosas.p Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.q28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar.r29 Aceptad el yugo que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontraréis descanso.30 Porque el yugo y la carga que yo os impongo son ligeros.”s