Sugerencias

 


Notas:

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Septiembre de 2022  Número 167

Principio 3. Vida cotidiana: Hacia fuera, solidaridad

La solidaridad tiene efectos en varias direcciones. Generalmente se piensa que es de la persona generosa hacia la necesitada. Pero también se da en el sentido inverso: del que es ayudado hacia el que ayuda. Todos cambiamos.

Tema de reflexión

Ensanchando la mirada

Nuestro compromiso por los demás lo hemos entendido muchas veces como mero compromiso individual. En esta sociedad donde lo primero y lo último es uno mismo y sus cosas, donde cada cual se entiende individualmente, también la solidaridad se vive desde uno mismo, independientemente de los demás. Las realidades sufrientes que me llegan me piden ser generoso con los necesitados. Así, la solidaridad se vive como dimensión netamente individual.

Sin embargo, la solidaridad tiende en su misma dinámica a la vinculación con otras personas. Esta vinculación se da con las personas que requieren de mi generosidad como con las personas que también se entregan hacia los demás. “Nadie se salva solo” decía el Papa Francisco. El movimiento de solidaridad que nace de nuestra fe y de la conciencia de nuestra humanidad nos lleva a hacer alianzas, a confiar en otras personas, a acercarnos a otros hombres y mujeres hasta vivir una especie de comunidad.

La solidaridad tiene en su origen y en su meta personas vinculadas, ligadas por las situaciones de sufrimiento y limitación, y por la necesidad de trabajar juntos por un mundo mejor y más fraterno. Cuando me acerco a personas que me necesitan me encuentro comprometido, ligado a ellas; y también a otras personas movidas por la misma dinámica que la mía. Las primeras ya no serán hombres y mujeres necesitadas sino personas con rostro humano, únicas, irrepetibles. Otras ya no serán individuos solidarios, sino personas con rostro humano, únicas, irrepetibles. Y con todas ellas quedaré vinculado en adelante. No será solamente la necesidad de los demás la que me mueva, sino las personas mismas que ya en adelante no serán ajenas a mí.

En medio de esta sociedad de personas desvinculadas unas a otras, la solidaridad me liga a los demás y me hace buscar y trabajar por un mundo más vinculado, comunitario, fraterno. La solidaridad me ensancha el horizonte humano, me ensancha en las relaciones y en la mirada a los demás.

Texto bíblico: 2 Cor 9,1.6-8.12

Acerca de la ayuda en favor de los hermanos, no hace falta que os siga escribiendo. Tened esto presente: el que siembra con miseria, miseria cosecha; el que siembra generosamente, generosamente cosecha. Que cada uno dé según su conciencia, no de mala gana ni como obligación, porque Dios ama al que da con alegría. Dios, por su parte, puede colmaros de dones, de modo que teniendo siempre y en todas las cosas lo suficiente, os sobre incluso para hacer toda clase de obras buenas. Porque esta ayuda es como un servicio sagrado, que no sólo sirve para remediar las necesidades de los hermanos creyentes, sino que también suscita en muchos la acción de gracias a Dios.

Espiritualidad franciscana

A pesar de que abundaban en extrema pobreza, eran siempre espléndidos y compartían de buen grado sus limosnas con quienes se las pidiesen por amor de Dios.

Cuando iban por los caminos y encontraban mendigos que les pedían, algunos de ellos, no teniendo otra cosa que ofrecerles, les daban una pieza de su vestido. Uno arrancó de la túnica su capucha para entregársela al pobre que mendigaba. Otro descosió una manga y la dio. Había quienes daban algún trozo de la túnica, para así cumplir la palabra del Evangelio, que dice: A todo el que te pide, dale (Lc 6,30).

Un día se presentó un pobre en la capilla de Santa María de la Porciúncula, donde residían los hermanos, y les pidió limosna. Había allí un manto que había pertenecido a uno de ellos cuando todavía estaba en el siglo. El bienaventurado Francisco dijo al hermano de quien había sido el manto que se lo regalara a dicho pobre. Por la reverencia y devoción con que hizo el donativo, creyó ver entonces mismo que aquella limosna subía al cielo, y de repente se sintió lleno de un nuevo espíritu (AP 27-28)

Oración

Señor Jesús, un día fuiste crucificado
y hoy sigues siendo crucificado
en todo el que sufre la injusticia y el desamor,
en todo el que sufre por su pecado o por el de los demás,
en todo el que sufre por una u otra razón.

Ayúdanos Señor
a poner en cada una de las cruces
que nos encontremos
cercanía, comprensión, compasión y ayuda.

Ayúdanos a mirarlas con fe
para que te reconozcamos en ellas.

Ayúdanos a ser luz para el mundo
en medio de la tiniebla.

Ayúdanos a poner esperanza,
denunciando el mal y la injusticia
y anunciando tu Buena Noticia.

Epílogo de la Carta

El viaje real de descubrimiento no consiste en visitar paisajes nuevos, sino en mirar con distintos ojos (Marcel Proust, novelista)

Evangelio diario del mes de septiembre de 2022

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1-Lc 5,1-11 / 2-Lc 5,33-39 / 3-Lc 6,1-5 / 4-Lc 14,25-33 / 5-Lc 6,6-11 / 6-Lc 6,12-19 / 7- Lc 6,20-26 / 8- Mt 1,18-23 / 9- Lc 6,39-42 / 10- Lc 6,43-49 / 11- Lc 15,1-32 / 12- Lc 7,1-10 / 13- Lc 7,11-17 / 14- Jn 3,13-17 / 15- Lc 7,36-50 / 16- Lc 8,1-3 / 17- Lc 8,4-15 / 18- Lc 16,1-13 / 19- Lc 8,16-18 / 20- Lc 8,19-21 / 21- Mt 9,9-13 / 22- Lc 9,7-9 / 23- Lc 9,18-22 / 24- Lc 9,43b-45 / 25- Lc 16,19-31 / 26- Lc 9,46-50 / 27- Lc 9,51-56 / 28- Lc 9,57-62 / 29- Jn 1,47-51 / 30- Lc 10,13-16

La oración del mes de septiembre será el día 29