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Notas:

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Mayo de 2022  Número 163

Principio 3. Vida cotidiana: Hacia fuera, solidaridad

Vivimos la tensión entre la justicia y la compasión a la hora de ser solidarios. Podemos ser los buenos que caen en el buenismo, o somos los duros desalmados que exigen la justicia olvidándonos de las personas a las que queremos ayudar.

Tema de reflexión

Justicia y compasión

La solidaridad que conlleva la fe cristiana, y en ella la espiritualidad franciscana, nos hace mirar el mundo con mayor profundidad. Francisco de Asís vivió en propia persona la gran misericordia que Dios tuvo con él. Así lo dice en sus escritos. Esta experiencia le empujó a ser misericordioso en su relación con los demás, sobre todo con los más pobres y necesitados. También nosotros, si vamos descubriendo la misericordia que Dios nos tiene, iremos mirando a los demás con mayor hondura en una doble dirección.

Por una parte esa mirada será más compasiva. Es decir, nos haremos cargo de la fragilidad de tantas y tantas personas. Nos dejaremos conmocionar por el sufrimiento de los demás. Esta capacidad de dejarse tocar por el sufrimiento ajeno se va adquiriendo poco a poco. Lo normal es escapar de estas realidades, no mirar, no querer ver nada de esto para que no me moleste ni me incomode. Nuestra sociedad tiende a alejarse de los sufrientes. La mirada compasiva, en cambio, nos hace más receptivos, más capaces de empatía.

Por otra parte también se aguza el sentido de justicia frente a tantas injusticias vistas como naturales en nuestra sociedad, y que son generadoras de sufrimiento y modos de vida insanos para muchas personas. La misericordia de Dios hacia cada uno de nosotros nos abre los ojos para ver que el mundo no está bien, que hay mucho que cambiar y que mejorar. Nos empuja a denunciar injusticias y males que muchas veces se maquillan en nuestro mundo.

Ahondar en esas dos dimensiones es imprescindible para avanzar y dejarse llevar por la espiritualidad franciscana. De esta profundización en la mirada sobre el mundo y las personas en ella podremos dar pasos de misericordia y de justicia. Sin misericordia la justicia se vuelve fría y la misericordia sin justicia queda en solo sentimiento sin efectos saludables para los sufrientes.

Texto bíblico: Am 8,4-8

Escuchad esto, los que aplastáis al pobre y tratáis de eliminar a la gente humilde, vosotros, que decís: “¿Cuándo pasara la luna nueva, para poder vender el trigo; el sábado, para dar salida al grano? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio y falsearemos las balanzas para robar; compraremos al desvalido por dinero, y al pobre por un par de sandalias; venderemos hasta el salvado del trigo” El Señor lo ha jurado, por el honor de Jacob: nunca olvidaré lo que han hecho. ¿Cómo no va a temblar la tierra por todo esto? ¿Cómo no van a hacer duelo todos sus habitantes?

Espiritualidad franciscana

El padre de los pobres, el pobrecillo Francisco, identificado con todos los pobres, no se sentía tranquilo si veía otro más pobre que él; no era por deseo de vanagloria, sino por afecto de verdadera compasión. Y si es verdad que estaba contento con una túnica extremadamente mísera y áspera, con todo, muchas veces deseaba dividirla con otro pobre.

Movido de un gran afecto de piedad y queriendo este pobre riquísimo socorrer de alguna manera a los pobres, en las noches más frías solicitaba de los ricos del mundo que le dieran capas o pellicos. Como éstos lo hicieran devotamente y más a gusto de lo que él pedía de ellos, el bienaventurado Padre les decía: «Os lo recibo con esta condición: que no esperéis verlo más en vuestras manos». Y al primer pobre que encontraba en el camino lo vestía, gozoso y contento, con lo que había recibido.

No podía sufrir que algún pobre fuese despreciado, ni tampoco oír palabras de maldición contra las criaturas. Pues solía decir: «Quien dice mal de un pobre, ofende a Cristo, de quien lleva la enseña de nobleza y que se hizo pobre por nosotros en este mundo». (1Cel 76).

Oración

Compasión es para mí algo interno,
está en el rincón donde la siento,
donde solo Él posó, su mano y su aliento.

Compasión es amar, amar con-pasión,
a ¿quién? a todos.
y ¿como es ese amor que siempre llega?
es como el agua que emerge de la roca
y llega al río, para que todo crezca,
y así surge la vida,
porque al agua, nada hay que la detenga.

Compasión, dar, don, entrega
como la tierra
entrega sus cosechas, la nube el agua,
el sol sus rayos y el cielo sus colores, sus estrellas.

Compasión, sonrisa,
como la del niño a quien su madre besa,
como la del joven que el amor encuentra,
como la del hombre y la mujer
que disfrutan de paz y armonía,
porque la tierra es el lugar,
donde de alegría el corazón se llena.

Compasión, la del que ya el viento a su final le lleva
viaja feliz porque en su camino, dejó estelas,
y con su recuerdo cruzarán los mares,
desplegando nuevas velas, y caminos donde todos asciendan.

Compasión: ¡vívela!, es lo que deseo para ti,
para mí, para todos los que habitamos en la tierra.

Mª Blanca Arranz
Hermana de la Compasión

Epílogo de la Carta

Si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos pobres, no puede salvar a los pocos que son ricos. (John F. Kennedy)

Evangelio diario del mes de mayo de 2022

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1. Jn 21, 1-19  / 2. Jn 6, 22-29  / 3. Jn 14,6-14  / 4. Jn 6, 35-40  / 5. Jn 6,44-51  / 6. Jn 6,52-59  / 7. Jn 6, 60-69  / 8. Jn 10, 27-30  / 9. Jn 10, 1-10  / 10. Jn 10,22-30  / 11. Jn 12, 44-50  / 12. Jn 13, 16-20  / 13. Jn 14, 1-6  / 14. Jn 15,9-17  / 15. Jn 13,31-35  / 16. Jn 14,21-26 / 17. Jn 14,27-31a / 18. Jn 15, 1-8  / 19. Jn 15, 9-11  / 20. Jn 15,12-17 / 21. Jn 15, 18-21 / 22. Jn 14,23-29 / 23. Jn 15, 26-16, 4a  / 24. Jn 16,5-11 / 25.. Jn 16,12-15  / 26. Jn 16,16-20  / 27. Jn 16, 20-23a  / 28. Jn 16, 23b-28  / 29. Lc 24, 46-53  / 30. Jn 16, 29-33  / 31. Lc 1,39-56 

La oración del mes de mayo será el día 26