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Enero de 2021  Número 159

Principio 3. Vida cotidiana: Hacia fuera, solidaridad

La solidaridad para algunos es sensiblería y para otros un frío montaje político y económico. Pero quizá tenga que ver más con la armonización de la organización y la eficacia con la cercanía y la misericordia.

Tema de reflexión

Una historia con corazón

El mundo de la solidaridad se ha vuelto muy complejo. Hace tiempo que sabemos que no es suficiente con dar una limosna. El ámbito de necesidades que vivimos en nuestra sociedad es inmenso y los tipos de pobreza incontables. Por ello, el ejercicio de la solidaridad toma multitud de formas. Ante ello, tendremos que cuidar dos aspectos importantes para que nuestra dimensión solidaria sea la más humana posible. Ante la complejidad de necesidades habrá que esforzarse en acertar el modo mejor de cercanía y ayuda que se requiere en cada caso.

Por un lado, el servicio solidario necesita de organización, preparación y competencia. Hay muchas entidades, eclesiales o no, dirigidas a estos menesteres y que invierten recursos y personas en ello. Un modo de ser solidarios será colaborando con ellas económicamente, o siendo voluntario, o dando a conocer sus servicios. Este modo de ayuda tan importante requiere eficacia y buena gestión de los recursos. Para ser solidario no es suficiente con la buena voluntad; hay que saber acertar en el modo de ayuda más eficaz en cada caso.

La solidaridad también tiene otra vertiente tan importante como la anterior: el contacto con las personas necesitadas. Es una dimensión más personal, más arriesgada, más de tú a tú. Ya no se busca tanto la eficacia sino la cercanía, el lado más humano. Esto afecta no solo a nuestras cosas y tiempos, sino a nuestro corazón en el trato con las personas. Así damos calidad a nuestra solidaridad, no por la eficacia del servicio sino porque lo hacemos en humanidad. Esta está al alcance de todos, porque todos conocemos personas que requieren algún tipo de ayuda, y que nosotros se la podemos prestar: tiempo, atención, cuidado, compañía, escucha…

Las dos maneras de solidaridad se complementan. Muchas veces no se podrá ser solidario en las dos dimensiones en la misma proporción, pero sí habrá que tenerlas en cuenta las dos y cuidarlas.

Texto bíblico: 2Cor 9,6-9

Tened esto presente: el que siembra con miseria, miseria cosecha; el que siembra generosamente, generosamente cosecha. Que cada uno dé según su conciencia, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al que da con alegría. Dios, por su parte, puede colmaros de dones, de modo que teniendo siempre y en todas las cosas lo suficiente, os sobre incluso para hacer toda clase de obras buenas. Así lo dice la Escritura: Distribuyó con largueza sus bienes a los pobres, su generosidad permanece para siempre.

Espiritualidad franciscana

Cuanto tenían, libro o túnica, todo lo usaban en común. A semejanza de lo practicado en la primitiva Iglesia apostólica, nadie reivindicaba cosa alguna como suya.

A pesar de que abundaban en extrema pobreza, eran siempre espléndidos y compartían de buen grado sus limosnas con quienes se las pidiesen por amor de Dios.

Cuando iban por los caminos y encontraban mendigos que les pedían, algunos de ellos, no teniendo otra cosa que ofrecerles, les daban una pieza de su vestido. Uno arrancó de la túnica su capucha para entregársela al pobre que mendigaba. Otro descosió una manga y la dio. Había quienes daban algún trozo de la túnica, para así cumplir la palabra del Evangelio, que dice: A todo el que te pide, dale.

Un día se presentó un pobre en la capilla de Santa María de la Porciúncula, donde residían los hermanos, y les pidió limosna. Había allí un manto que había pertenecido a uno de ellos cuando todavía estaba en el siglo. El bienaventurado Francisco dijo al hermano de quien había sido el manto que se lo regalara a dicho pobre. Por la reverencia y devoción con que hizo el donativo, creyó ver entonces mismo que aquella limosna subía al cielo, y de repente se sintió lleno de un nuevo espíritu (AP 27-28).

Oración

Temo el momento de dar;
más, el momento de darme.
¿Pierdo la seguridad
si dejo de ser cobarde?
El secreto de la paz,
sin embargo, el alma sabe:
compartir, saber amar
aun a costa de la sangre.

Luis Carlos Flores Mateos, sj

Epílogo de la Carta

No hay cercanía sin solidaridad, ni solidaridad sin cercanía (Jose Manuel Barroso, Ex presidente de la comisión Europea)

Evangelio diario del mes de enero de 2022

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes:

1 Lc 2, 16-21 / 2 Jn 1, 19-28 / 3 Jn 1, 29-34 / 4 Jn 1, 35-42 / 5 Jn 1, 43-51 / 6 Mt 2,1-12 / 7 Mt 4, 12-17.23-25 / 8 Mc 6, 34-44 / 9 Lc 3,15-16.21-22 / 10 Mc 1,14-20 / 11 Mc 1,21-28 / 12 Mc 1,29-39 / 13 Mc 1,40-45 / 14 Mc 2,1-12 / 15 Mc 2,13-17 / 16 Jn 2,1-12 / 17 Mc 2,18-22 / 18 Mc 2,23-28 / 19 Mc 3, 1-6 / 20 Mc 3,7-12 / 21 Mc 3,13-19 / 22 Mc 3,20-21 / 23 Lc 1,1-4;4,14-21 / 24 Mc 3, 22-30 / 25 Mc 16,15-18 / 26 Mc 4, 1-20 / 27 Mc 4, 21-25 / 28 Mc 4, 26-34 / 29 Mc 35-41 / 30 Lc 4,21-30 / 31 Mc 5,1-20

La oración del mes de enero será el día 27