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Noviembre de 2021  Número 157

Principio 1. Buscar cada día la relación personalizada con Dios

Hay recuerdos que son meras de nostalgias de otros tiempos para escaparnos de la dura realidad del ahora. Sin embargo, también hay recuerdos que ayudan a mantenernos firmes en la fidelidad al amor que se vive.

Tema de reflexión

Recordar y confiar

En las horas bajas de la vida, cuando toca sufrir, qué diferente es saber o no saber por qué, para qué, para quién se sufre. En el primer caso tiene sentido este tiempo de dolor; sin embargo, cuando no se ve el origen, el destino o para quién y por quién uno está padeciendo, la angustia oscurece el horizonte porque no se ve el motivo de este padecimiento.

Cuando se está en este segundo caso, ayuda el recuerdo de otras épocas donde se vivieron parecidas experiencias y se salió de ellas. Aquello vivido anteriormente nos hace pensar que también saldremos de esta, aunque ahora no veamos cómo. Todos tenemos recuerdos que refrendan aquella frase según la cual después de la tormenta vuelve a lucir el sol. Pero más de una vez nos toca vivir épocas duras en las cuales todo lo experimentado con anterioridad pierde valor y queda en entredicho la verdad de lo vivido en otras épocas. Surge la pregunta de si no fue todo una ilusión.

El creyente, si está abierto a la presencia de Dios en la historia, echará mano del recuerdo de la vida de otros creyentes, de la salvación de Dios. La Biblia es la recopilación de los recuerdos de estas historias. Este recuerdo me hace salir de “mi experiencia” y me abre a la confianza más allá de lo que siento ahora por lo que estoy viviendo. Es el ejercicio de confianza al que me agarro en medio de la noche. Esta confianza me guarda el corazón del poder tinieblas. Esta confianza se apoya en la fidelidad de Dios, no en mi experiencia.

Y misteriosamente, este recuerdo y esta confianza me transforman y me hacen fuerte en la debilidad. Como dice una pasaje de la Biblia: “El Señor es bueno para los que en Él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor”.

Texto bíblico: Est 4,17j-17r

La reina Ester, angustiada porque la muerte se le echaba encima, recurrió al Señor. Se quitó sus vestiduras reales y se vistió de luto y de dolor. Y oró así al Señor, Dios de Israel: “Señor mío, tú eres nuestro único rey; ayúdame, porque estoy sola, no tengo más protector que a ti, y el peligro me amenaza. Desde niña he oído en mi familia que tú, Señor, escogiste a Israel entre todas las naciones, y a nuestros padres entre todos sus antepasados, como heredad perpetua, cumpliendo todas tus promesas. Ahora nosotros hemos pecado contra ti, y nos has entregado a nuestros enemigos, porque hemos adorado otros dioses. Pero, ahora, Señor, acuérdate de nosotros, Señor, y hazte presente en medio de nuestra tribulación”.

Espiritualidad franciscana

Seis meses antes del día de su muerte, hallándose en Siena para poner remedio a la enfermedad de los ojos, comenzó a agravarse en todo su cuerpo: su estómago, deshecho por larga enfermedad, más la hepatitis y los fuertes vómitos de sangre, hacían pensar en la proximidad de la muerte. Al tener conocimiento de esto el hermano Elías, que se hallaba distante, púsose inmediatamente en camino. Rogó, pues, al hermano Elías que lo trasladase a Asís.

Pues, aunque sabía que en todo rincón de la tierra se encuentra el reino de los cielos y creía que en todo lugar se otorga la gracia divina a los elegidos de Dios, él había experimentado que el lugar de la iglesia de Santa María de la Porciúncula estaba henchido de gracia más abundante y que lo visitaban con frecuencia los espíritus celestiales. Por eso solía decir muchas veces a los hermanos: «Mirad, hijos míos, que nunca abandonéis este lugar. Si os expulsan por un lado, volved a entrar por el otro, porque este lugar es verdaderamente santo y morada de Dios. Fue aquí donde, siendo todavía pocos, nos multiplicó el Altísimo; aquí iluminó el corazón de sus pobres con la luz de su sabiduría (1Cel 105-106).

Oración

Señor, es muy difícil cada día
mantener el ánimo y cultivar la esperanza,
cuando el mar siempre está agitado
y se siente la avalancha.

Sé que tu presencia está en mí,
Que te gusta morar en el corazón
Porque sabes que solo ahí
Se siembra y se cultiva el Amor.

Tú siempre paciente estás
a la espera cada día,
de que la siembra de tu semilla
germine según tu plan.
Siempre vienes, siempre estás
Y nunca cedes para no llegar.
Desde el silencio y con cada rayo de sol
en mi puerta tiras piedras
suaves y pequeñas,
transparentes al cristal
de mi cuarto y de mis ojos el portal.

No me doy cuenta
de que ahí Tú estás,
y que esta hora es otra vez tu cita
donde paciente tu ahí me esperas.
No distingo tu llamada.
Mañana tal vez será?,
O esta siesta, este ocaso,
en esta noche también vendrás?,
porque Tu en el corazón habitas
y calmas toda tempestad,
una cosa es verdadera
que Tú nunca dejarás de llegar.

Un día por fin, lo sabes,
en el silencio te escucharé,
en tus manos el fruto de tu semilla daré
pues en el sacrificio de tu Altar
el signo de tu fidelidad está.

Epílogo de la Carta

La confianza es el fruto de una relación en la que sabes que eres amado. (William Paul Young, escritor canadiense)

Evangelio diario del mes de noviembre de 2021

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes de noviembre:

1. Mt 5,1-12a / 2. Jn 14,1-6 / 3. Lc 14,25-33 / 4. Lc 15,1-10 / 5. Lc 16,1-8 / 6. Lc 16,9-15 / 7. Mc 12,38-44 / 8. Lc 17,1-6 / 9. Jn 2,13-22 / 10. Lc 17,11-19 / 11. Lc 17,20-25 / 12. Lc 17,26-37 / 13. Lc 18,1-8 / 14. Mc 13,24-32 / 15. Lc 18,35-43 / 16. Lc 19,1-10 / 17. Lc 19,11-28 / 18. Lc 19,41-44 / 19. Lc 19,45-48 / 20. Lc 20,27-40 / 21. Jn 18,33b-37 / 22. Lc 21,1-4 / 23. Lc 21,5-11 / 24. Lc 21,12-19 / 25. Lc 21,20-28 / 26. Lc 21,29-33 / 27. Lc 21,34-36 / 28. Lc 21,25-28.34-36 / 29. Mt 8,5-11 / 30. Mt 4,18-22

La oración del mes de noviembre será el día 25