Sugerencias

 


Notas:

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Julio de 2021  Número 153

Principio 1. Buscar cada día la relación personalizada con Dios

Desde distintos ámbitos se reivindica la importancia de la espiritualidad. Sin embargo, vivimos tiempos donde la oración no es nada evidente. Es momento de revisar nuestra oración; un medio importante de relación con Dios.

Tema de reflexión

La verdad de la oración

Decimos que la oración es importante para poder vivir la fe, para mantenernos en la relación personal con Dios. Y es así, en verdad. Pero aunque llevemos años ejercitandonos en la oración, nos viene bien darle un repaso de vez en cuando. Las rutinas, los tiempos de sequedad, los cuestionamientos que sobre la fe imperan en nuestro entorno van adelgazando, debilitando aquellas motivaciones primeras que nos empujaron a tomar un tiempo para orar ante Dios.

Pablo en una carta a los cristianos de Colosas les dice: “Perseverad en la oración”. Para ello es necesario tener la convicción de que no estamos solos en este empeño. Estamos animados por el Espíritu que susurra, inspira, intercede, adora en nuestro corazón. Más que decidir orar desde nosotros, quizá nos ayudaría pensar que poniéndonos ante el Señor, es al Espíritu a quien dejamos que diga en nuestro interior. Nosotros consentimos que nuestro corazón hable, diga, suelte lo que lleva dentro. Y todo esto lo ponemos ante El. No soy yo la fuente de la oración, de la relación con Dios, sino que es Dios mismo el que inunda todo nuestro ser.

Qué gozoso es cuando sentimos su presencia, o cuando salen a borbotones palabras en esa relación, o cuando se percibe uno en coherencia entre lo dicho y lo vivido. Ciertamente es de agradecer. Sin embargo, la verdad de mi oración no se mide desde esas cosas, sino por el grado de apertura de mi corazón a Dios; lo sienta o no lo sienta, tenga palabras o no las tenga, viva coherentemente o no. Su presencia autentifica la verdad de mi oración.

La oración, por ello, no solo es consecuencia de la fe, es también escuela de fe, de purificación, de crecimiento en la relación; nos enseña a vivir en verdad a la luz de Dios.

Texto bíblico: Rm 8,26-28

Asimismo el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, pues, nosotros no sabemos orar como es debido, y es el mismo Espíritu el que intercede  por nosotros con gemidos inefables. Por su parte, Dios, que examina los corazones, conoce el sentir de ese Espíritu, que intercede por los creyentes según su voluntad. Sabemos, además, que todo contribuye al bien de los que aman a Dios, de los que él ha llamado según sus designios.

Espiritualidad franciscana

Y te damos gracias porque, así como nos creaste por tu Hijo, así también, por el santo amor con que nos amaste, hiciste que él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciera de la gloriosa siempre Virgen beatísima Santa María, y quisiste que nosotros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz y sangre y muerte.

Y te damos gracias porque este mismo Hijo tuyo ha de venir en la gloria de su majestad a arrojar al fuego eterno a los malditos, que no hicieron penitencia y no te conocieron; y a decir a todos los que te conocieron y adoraron y te sirvieron en la penitencia: Venid, benditos de mi Padre; recibir el reino que os está preparado desde el origen del mundo.

Y porque todos nosotros, míseros y pecadores, no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo amado, en quien te has complacido, que te basta siempre para todo y por quien tantas cosas nos has hecho, te dé gracias por todo junto con el Espíritu Santo Defensor como a ti y a él mismo le agrada. ¡Aleluya! (1R 23,3-5)

Oración

Señor, Tú me conoces mejor
de lo que yo me conozco a mí mismo.
Tu Espíritu empapa
todos los momentos de mi vida.
Gracias por tu gracia y por tu amor
que derramas sobre mí.
Gracias por tu constante y suave invitación
a que te deje entrar en mi vida.
Perdóname por las veces que he rehusado tu invitación,
y me he encerrado lejos de tu amor.
Ayúdame a que en este día venidero
reconozca tu presencia en mi vida,
para que me abra a Ti.
Para que Tú obres en mí,
para tu mayor gloria.

(San Ignacio de Loyola).

Epílogo de la Carta

«La oración no cambia a Dios, pero cambia al que ora». Soren Kierkegaard.

Evangelio diario del mes de julio de 2021

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes de julio:

1 Mt 9,1-8 / 2. Mt 9,9-13 / 3 Jn 20,24-29 / 4 Mc 6,1-6 / 5 Mt 9,18-26 / 6 Mt 9,32-38 / 7 Mt 10,1-7 / 8 Mt 10,7-15 / 9 Mt 10,16-23 / 10 Mt 10,24-33 / 11 Mc 6,7-13 / 12. Mt 10,34-11,1 / 13 Mt 11,20-24 / 14 Mt 11,25-27 / 15 Mt 11,28-30 / 16 Mt 12,1-8 / 17 Mt 12,14-21 / 18 Mc 6,30-34 / 19 Mt 12,38-42 / 20 Mt 12,46-50 / 21 Mt 13,1-9 / 22 Jn 20,1.11-18 / 23 Jn 15,1-8 / 24 Mt 13,24-30 / 25 Mt 20,20-28 / 26. Mt 13,31-35 / 27. Mt 13,36-43 / 28. Mt 13,44-46 / 29. Jn 11,19-27 / 30. Mt 13,54-58 / 31. Mt 14,1-12

La oración del mes de julio será el día 29