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Mayo de 2019  Número 127

Principio 3. Vida cotidiana: Hacia fuera, solidaridad

Cuánto nos cuesta unir economía y espiritualidad. Parece como si hablar de espiritualidad fuera hablar de cosas que no tienen que ver con este mundo. ¿Estamos dispuestos a que Dios meta mano en nuestros bolsillos?

Tema de reflexión

Mis dineros

A más de uno le extrañará que se tenga que hablar de nuestros dineros en un ámbito como éste de la espiritualidad franciscana. Lo que hacemos con nuestros bienes materiales es un buen reflejo de lo que vivimos por dentro y de las verdaderas motivaciones que nos impulsan en la vida. Por ello, mirando a mi economía y el modo con el que funciono, veré con más claridad lo que vivo y me hace vivir.

Hay tres ámbitos básicos que ayudan a ver mi solidaridad con los demás mirando mis dineros. El primer ámbito es la procedencia de mis bienes: algunos son recibidos (de mis padres, de ayudas, etc.), otros los habré trabajado (del sueldo, de mi trabajo directo...) y otros los habré ganado de otros bienes (rentas, alquileres...). Dicha procedencia y su gestión me dan pistas sobre mi solidaridad. El segundo ámbito corresponde al uso que hago de mis bienes: qué necesidades cubro, cómo hago el gasto, qué caprichos tengo, la gestión racional o el despilfarro... También esto me refleja. Y el tercer ámbito habla de cuánto, cómo, con quién... comparto mis bienes. Tendemos a reducir la solidaridad al tercero de los ámbitos señalados, pero los dos primeros también están implicados en ella.

Analizar y describir el origen y el uso que doy a mis bienes me ayudaría a mirar la calidad y profundidad de mi solidaridad más que la buena voluntad que me mueve. Ciertamente mis bienes no sólo son los materiales, porque también soy dueño de mi tiempo, de mis capacidades, habilidades, etc. Pero los bienes materiales, comenzando por el dinero, tienen tal poder de atracción que más que ser nosotros los poseedores, somos los poseídos por ellos, si no vivimos atentos a su poder seductor.

La solidaridad requiere en nosotros una conciencia despierta para saber y decidir que antes que los bienes están las personas, comenzando por nosotros mismos. Y supone un corazón abierto a los demás y sus necesidades. Porque allí donde está mi tesoro está mi corazón..

Texto evangélico: Lc 16,9-14

Así que os digo: haceos amigos con los bines de este mundo. Así, cuando tengáis que dejarlos, os recibirán en las moradas eternas. El que es de fiar en lo poco, lo es también en lo mucho. Pues si no fuisteis de fiar en los bienes de este mundo, ¿quién os confiará el verdadero bien? Y si no fuisteis de fiar administrando bienes ajenos, ¿quién os confiará lo que es vuestro? Ningún criado puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará a otro, o será fiel a uno despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Estaban oyendo todo esto los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Jesús.

Espiritualidad franciscana

El hermano Pedro Cattani, vicario del Santo, venía observando que eran muchísimos los hermanos que llegaban a Santa María de la Porciúncula y que no bastaban las limosnas para atenderlos en lo indispensable. Un día le dijo a San Francisco: «Hermano, no sé qué hacer cuando no alcanzo a atender como conviene a los muchos hermanos que se concentran aquí de todas partes en tanto número. Te pido que tengas a bien que se reserven algunas cosas de los bienes de quienes entran a la Orden como recurso para poder distribuirlas en ocasiones semejantes». «Lejos de nosotros esa piedad, carísimo hermano -respondió el Santo-, que, por favorecer a los hombres, actuemos impíamente contra la Regla». «Y ¿qué hacer?», replicó el vicario. «Si no puedes atender de otro modo a los que vienen -le respondió-, quita los atavíos y las variadas galas de la Virgen. Créeme: la Virgen verá más a gusto observado el Evangelio de su Hijo y despojado su altar, que adornado su altar y despreciado su Hijo. El Señor enviará quien restituya a la Madre lo que ella nos ha prestado».

Oración

Que seamos, Señor, manos unidas
en oración y en el don.
Unidas a tus Manos en las del Padre,
unidas a las alas fecundas del Espíritu,
unidas a las manos de los pobres.

Manos del Evangelio,
sembradoras de Vida,
lámparas de Esperanza,
vuelos de Paz.

Unidas a tus Manos solidarias,
partiendo el Pan de todos.
Unidas a tus Manos traspasadas
en las cruces del mundo.

Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.
Manos abiertas, sin fronteras,
hasta donde haya manos.
Capaces de estrechar el Mundo entero,
fieles al Tercer Mundo,
siendo fieles al Reino.

Tensas en la pasión por la Justicia,
tiernas en el Amor.
Manos que dan lo que reciben,
en la gratuidad multiplicada,
siempre más manos,
siempre más unidas.

Pedro Casaldáliga .

Epílogo de la Carta

“No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo”. (Alejandro Dumas)

Evangelio diario del mes de mayo de 2019

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes de mayo:

1 Jn 3, 16-21 / 2 Jn 3, 31-36 / 3 Jn 14,6-14 / 4 Jn 6, 16-21 / 5 Jn 21,1-14 / 6 Jn 6, 22-29 / 7 Jn 6, 30-35 / 8 Jn 6, 35-40 / 9 Jn 6,44-51 / 10 Jn 6,52-59 / 11 Jn 6, 60-69 / 12 Jn 10, 27-30 / 13 Jn 10,1-10 / 14 Jn 15,9-17 / 15 Jn 12, 44-50 / 16 Jn 13, 16-20 / 17 Jn 14, 1-6 / 18 Jn 14,7-14 / 19 Jn 13,31-35 / 20 Jn 14, 21-26 / 21 Jn 14, 27-31a / 22 Jn 15, 1-8 / 23 Jn 15, 9-11 / 24 Jn 15, 12-17 / 25 Jn 15, 18-21 / 26 Jn 14, 23-29 / 27 Jn 15, 26-16, 4a / 28 Jn 16, 5-11 / 29 Jn 16,12-15 / 30 Jn 16,16-20 / 31 Lc 1, 39-56

La oración del mes de mayo será el día 30