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Mayo de 2018  Número 115

Principio 3. Vida cotidiana: Hacia fuera, solidaridad

Dice el Papa Francisco que debemos descubrir cómo respira Dios en lo cotidiano. Para eso debemos dirigir nuestra mirada hacia la realidad, para descubrirle en este mundo donde se ha encarnado. Dios se sigue haciendo presente en nuestra historia. “Lo que hicisteis a uno de estos...” Como nos dice San Juan, solo amando al prójimo sabremos si amamos a Dios.

Tema de reflexión

Búsqueda de la justicia

Cuando hablamos de San Francisco de Asís, lo asociamos rápidamente a la paz, la fraternidad, la pobreza, la ecología... Pero también hay una dimensión que, aunque no aparezca en sus escritos ni biografías, es necesaria para todo lo demás: la justicia. Nuestra manera de estar en el mundo, de ser solidarios con las vidas de los demás, y sobre todo de los más desfavorecidos, está marcada por la búsqueda de la paz y la reconciliación. La espiritualidad franciscana lleva esta marca en su ADN.

Pero somos sabedores de que la paz y la reconciliación no sólo son fruto de la buena voluntad y de los buenos deseos. Son resultado también del cuidado de las condiciones que ayudan a ellas. Una de las condiciones imprescindibles para la paz y la reconciliación es la justicia; esa situación en la que se reconoce a las personas la dignidad mínima para que puedan ser y desarrollar aquello a lo que están llamadas a ser y hacer. Es inviable, o muy dificultoso al menos, esa paz y reconciliación en situaciones de injustica donde los derechos humanos mínimos no se dan. La paz y la reconciliación no suponen personas ilusas e insensatas que, en nombre de la paz y la armonía son capaces de asumir situaciones de injustica. No vale aquello de “por la paz un avemaría”.

Por ello, la espiritualidad franciscana no está separada de la búsqueda de la justicia. Ciertamente tiene que darse en medio de la búsqueda de la paz y en modos no violentos; pero búsqueda, a fin de cuentas, de las condiciones mejores para esa vida reconciliada consigo mismo, con Dios, y con los demás. Como dijo el Papa Juan Pablo II: “No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón (reconciliación)”.

Texto bíblico: Am 8, 4-8

Escuchad esto, los que aplastáis al pobre y tratáis de eliminar a la gente humilde, vosotros decís: “¿Cuándo pasará la luna nueva, para poder vender el trigo; el sábado, para dar salida al grano? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio y falsearemos las balanzas para robar; compraremos al desvalido por dinero, y al pobre por un par de sandalias; venderemos hasta el salvado del trigo”. El Señor lo ha jurado, por el honor de Jacob; nunca olvidaré lo que han hecho. ¿Cómo no va a temblar la tierra por todo esto?

Espiritualidad franciscana

“Como Francisco veía en cada menesteroso la imagen misma de Cristo, resultaba que, si alguna vez le daban cosas necesarias para la vida, no sólo las entregaba generosamente a los pobres que le salían al paso, sino que incluso juzgaba que debían serles devueltas, como si fueran de su propiedad.

Al volver en cierta ocasión de la ciudad de Siena, llevando -por razón de enfermedad- vestido sobre el hábito un corto manto, se encontró con un pordiosero. Viendo con ojos compasivos su miseria, dijo al compañero: «Es menester que le devolvamos a este pobrecillo el manto, porque es suyo, pues lo hemos recibido prestado hasta tanto no encontráramos otra persona más pobre». Pero el compañero, viendo la necesidad en que se encontraba el piadoso Padre, se oponía tenazmente a que socorriera al pobre, descuidándose de sí mismo. El Santo, empero, le contestó: «Creo que el gran Limosnero me imputaría como verdadero robo si no entregara el manto que llevo a una persona más necesitada que yo». Muchas veces, al encontrarse en el camino con pobres abrumados con pesadas cargas, arrimaba sus débiles hombros para aligerarles el peso” (LM 8,5).

Oración

Señor, te damos gracias
por los hombres que trabajan en paz
y los que construyen un mundo más feliz.
Sin embargo,
a menudo vemos en la televisión,
niños, mujeres y hombres que sufren.
Tienen hambre,
están heridos por la guerra,
cazados en sus casas,
acribillados por las bombas y los fusiles.
También vemos, a veces,
hombres y mujeres que se sacrifican
por los que sufren,
y les ayudan a aliviarse.
Luchan contra el mal,
sonríen a los que temen y a los débiles,
les infunden aliento y esperanza.
Señor, cuando se ama de verdad,
el sufrimiento es menos pesado de llevar,
las injusticias retroceden
y las rencillas se apagan.
Enséñanos a amar, a luchar, a sonreír
para que llegue a nosotros
la paz y la amistad,
para que florezca la esperanza,
en el corazón de todos y cada uno.

Epílogo de la Carta

“Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas.” (San Juan de la Cruz)

Evangelio diario del mes de mayo de 2018

Las personas que deseen hacer una lectura diaria del Evangelio, según las lecturas que corresponden cada día, tienen a continuación las referencias de todo el mes de mayo:

1 Jn 14, 27-31a / 2 Jn 15, 1-8 / 3 Jn 15, 9-11 / 4 Jn 15, 12-17 / 5 Jn 15, 18-21 / 6 Jn 15, 9-17 / 7 Jn 15, 26-16, 4a / 8 Jn 16, 5-11 / 9 Jn 16,12-15 / 10 Jn 16,16-20 / 11 Jn 16, 20-22 / 12 Jn 16, 23-28 / 13 Mc, 16, 15-20 / 14 Jn 16, 29-33 / 15.Jn 17, 1-11a / 16 Jn 17, 11b-19 / 17 Jn 17,20-26 / 18 Jn 21,15-19 / 19 Jn 21, 20-25 / 20 Jn 20,19-23 / 21 Mc 9, 14-29 / 22 Mc 9, 30-37 / 23 Mc 9, 38-40 / 24 Lc 22,14-20 / 25 Mc 10, 1-12 / 26 Mc 10, 13-16 / 27 Mt 28,16-20 / 28 Mc 10, 17-27 / 29 Mc 10, 28-31 / 30 Mc 10, 32-45 / 31 Lc 1, 39-56

La oración del mes de mayo será el día 31